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Mi vida como hijo de un odontólogo.

Foto del escritor: Jesús MendozaJesús Mendoza

Desde que era solo un niño siempre me tildaron por lo mismo, ser el hijo del odontólogo, así me conocían en mi cuadra, en una actividad con amigos de mi papá y mi mamá, hasta en el colegio muchas veces me reconocieron así, "chucho el hijo del odontólogo" y hasta hoy aún hay personas que me reconocen por el título de mi papá, odontólogo.


De esta manera de vivir, porque si, es una manera de vivir como hijo de un odontólogo, así se cede el título, dependiendo la profesiones cada padre, a mi me tocó este papá, un papá muy organizado, que en muchas ocasiones confundieron con un abogado, gracias a su forma de vestir, pero su rasgo más característico es cuando me llevaba consigo al consultorio, de ahí mi reputación, el niño que desde los 7 años ha acompañado a su padre al consultorio hasta los días de su juventud y quien sabe hasta que momento; y cada paciente, cirujano, algunos compañeros de profesión, siempre decían, el hijo del doctor, título que aún me acompaña y que llevo con honor, porque si, es honorable ser hijo de mi papá.


Podría quedarme mucho tiempo hablando de cosas de mi papá, pero de esto no trata el blog, este blog trata sobre mi experiencia, mis vivencias, como durante este tiempo, aunque sabía que era el hijo del odontólogo, simplemente creía que era una forma de decir que mi camino era ser algún día como mi papá, un buen odontólogo, pero así no fue como realmente pasó, aquí estoy, un pronto comunicador audiovisual, que aunque tenía un camino trazado y hasta último momento convencido en ser odontólogo, decide cambiar de parecer e irse por lo que mejor le parecía y amaba.


Si, soy Jesús Manuel Mendoza García, vengo de un hogar donde la higiene oral era lo primordial, viendo detrás de la división entre la sala de espera y la unidad como pasaban personas y personas, alguna valientes y tranquilas, otras que definitivamente sigo sin entender porque hacen tanta bulla, aunque después mi papá les preguntaba que si habían sentido que le había quitado el diente o que ya había hecho loque debía hacer y siempre responden, "doctor ¿ya lo hizo?, no lo senti", y como ellos muchos. Eso en muchas ocasiones disfrutaba mucho, más cuando en casa mi papá llegaba cansado de su rutina diaria y se ponía a explicarnos antes de dormir nos explicaba cómo era la mejor técnica para que los dientes quedarán bien limpios y siempre le decíamos que nos enseñara una diferente… Aunque había una parte maluca y era el aseo, cuando tuve la edad suficiente me correspondía hacerle aseo al consultorio, esterilizar y demás, aunque siempre se disfruta porque de ahí es donde se paga todo lo que tiene que ver con la casa y familia.


Ser hijo de odontólogo te ayuda en muchas cosas, en medio de mis estudios, siempre he logrado ayudar y aclarar dudas frente a cosas de la boca e higiene oral, además si algún día necesitan un auxiliar, puedo hacerlo fácilmente, creo que aunque ame el audiovisual siempre habrá en mi corazón un espacio para esto, para la odontología, porque de ahí viene una de las mejores cosas de mi vida, mi papá, el padre odontólogo.

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